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lunes, 27 de diciembre de 2010

UN ENCUENTRO MAGICO


Al viajar en un tren, hacia atrás, en una tormenta de nieve, uno se siente como la nieve misma.

Precipitación horizontal.

Pronto en Skövde. El tren está lleno de gente. Las niñas van por buen camino y beben vino. Los jóvenes que tienen entradas para la final de Idol. Los tipicos hombres de negocios.

Beber café y ver los arboles congelados por el invierno fuera de la ventana.

El hotel, la nueva estación de Gotemburgo fue muy agradable. Dormí como un oso. Me desperté y vi la gente acobardada en el anden esperando el tren en la plaza de la Reina. Mi ex ciudadanos. He cambiado mi pasaporte ya que vivido aquí. Me han sustituido todas las células del cuerpo, los que más me han experimentado, sobrio, alerta.

La melancolía, cuando usted camina en su ciudad natal, ya no existe.

Los milagros siguen ocurriendo. El tren llega a tiempo.

Es de color gris, pero no es fría.  Es muy concurrida y tengo un asiento en el otro extremo de una mesa.

Los tres asientos delante y de lado está lleno de camperas, y de computadoras, sobre la mesa hay revistas y dulces.

Me siento en mi lugar y conecto mi computadora. En primer lugar, llega un niño de diez años de edad y se sienta junto a la ventana en diagonal de mí. Luego llega su padre y su madre y me levanto para dejar pasar a la mujer que se sentara a mi lado.

Se trata de Marie Fredriksson. Ella tiene un aura increíble a su alrededor. Ella exuda de privacidad, calidez, compasión, y algo más, que es difícil poner en palabras.

Ella me reconoce y compartimos unas palabras para sentirse conectado a alguien de quien uno solo leyó o escuchó, pero nunca se conocieron, pero de repente me veo en un tren. Me reí un poco demasiado alto. Estoy nervioso. Yo soy uno de los que la admiraba por su viaje durante los últimos años, lo que me reconocen en ella, y la música y las pinturas que hizo entonces.

Es extraño eléctrica.

Ella me elogia por mi trabajo, por lo que digo y escribo. Me conmueve, por lo que genera. Marie Fredriksson me elogia. ¡Qué extraño no?

Firmo uno de mis libros a ella y se lo dan a ella. Un poco tonto, pero se sentía bien.

Tengo curiosidad, sin embargo, y queria comentar como me vi afectado por aquel encuentro. Ella está a salvo cada vez que viaja en tren.

Yo no.

Fuente: DALARNAS TIDNINGAR

Gracias: Poli

1 comentario:

  1. De nada Ale!!! Un placer como siempre! :) Un abrazo amigoooooooooooo!

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